lunes, 12 de enero de 2009

Entrevista a Rafael Español

Definir un día estándar en la vida de Rafael Español (Barcelona, 1945), presidente y director general del grupo La Seda, es una tarea complicada. 'Por ejemplo, ayer por la tarde estuve con el consejero Huguet para tratar sobre un proyecto de ayuda a los deportistas de élite'. Español, a parte de máximo responsable de la firma química, es también consejero de Fecsa-Endesa, Dogi, Promogrup 10, Webline Invest, y presidente de la Fundación Catalana de Investigación e Innovación, de la Fundación Catalana del Deporte y del Centro de Supercomputación de Cataluña (Cesca). 'Digo que voy a empezar a soltar lastre, pero luego siempre encuentro algún motivo, algún proyecto interesante para seguir', explica. 'Pero lo cierto es que tengo unos colaboradores que hacen que todo sea fácil y agradable'. Español se levanta temprano, a las siete, y cuando sale de casa, a las ocho y media, ya ha leído dos periódicos y sabe cómo cerraron los mercados americanos y en qué punto está el Nikkei.

Hablar de un único despacho también es complicado. En La Seda tiene dos, uno en las instalaciones de la compañía en El Prat de Llobregat (Barcelona) y otro, 'más corporativo', en el paseo de Gracia barcelonés, en el que se realiza esta entrevista. 'Antes hacíamos los consejos aquí, en la sala de enfrente, y ahora se hacen en El Prat, está más cerca del aeropuerto y equipado para traducción simultánea y con videoconferencia'. El despacho de paseo de Gracia es el que Español considera 'el más mío en el fondo'. Es el único en el que cuelga los cuadros de su hija Berta o un reloj de pared que le regaló un amigo. 'A base de tener despachos he visto que no les puedes tener demasiado aprecio porque nunca son demasiado duraderos, me cuesta tener uno demasiado personal, quizá este sea el que más lo es'. Asegura que no le preocupa mucho la decoración y que no es muy puntilloso con las cosas materiales. 'Mucha gente necesita una pluma o un bolígrafo de lujo para escribir, y yo con uno como éste ya voy bien señala un Bic'.

Dice que viaja 'porque el ojo del amo engorda al caballo'. Recién llegado de dos viajes a Turquía y Londres, explica que su negocio no permite la concentración industrial. 'Los envasadores quieren que la botella venga de cerca'. La Seda tiene 22 fábricas de botellas de pet (las siglas del plástico poli etilén tereftalato) en 11 países. 'Casi siempre procuro que los viajes tengan más de un motivo; por ejemplo, hago coincidir alguna reunión de empresas del sector en Bruselas y aprovecho para ver la planta allí'. De todas maneras asegura ser cómodo en la cuestión de las salidas, 'prefiero viajar a Londres que a Bangkok, porque la experiencia le ha llevado a tener claro que no se puede mezclar negocios y placer. 'Cuando estoy de vacaciones intento que sean vacaciones'.

Su agenda es estresante. 'Tengo un problema, a pesar de lo que parece no soy propietario de mi vida, me la mueven otros', dice para explicar que muchos días a las ocho de la tarde tiene que ir a una reunión del Círculo de Economía o a la entrega de un premio literario. A todo este ajetreo hay que añadir siete hijos, que se traducen en muchas más anotaciones en la agenda. 'Siempre intento llegar, aunque sea a la tarta, a los cumpleaños'.

Lo que más valora en los colaboradores es la inteligencia ('el que es inteligente lo es para todo, hasta para barrer'), la honestidad y la fidelidad. Y lo que menos, la formación o el currículum, 'hay algunos hechos a sí mismos que son impecables'.

En cuanto a la crisis, considera que estamos en el comienzo de un nuevo modelo económico y de sociedad, 'tanto si esto acaba pronto como si no', que traerá muchos cambios y que dejará a mucha gente por el camino, 'nacerá otro modelo que no será repetido, sino algo nuevo'. Sostiene que en ese mundo 'se impondrá cada día más la preocupación por la sociedad, pero más en un sentido solidario que político'. A su juicio, no se puede esperar ya que la iniciativa privada pueda generar ganarse otra vez la confianza de la sociedad civil, tiene que venir de algo superior: del Estado.

Pinacoteca, reloj y caballo
Explica Rafael Español que su despacho en el paseo de Gracia de Barcelona es el único en el que tiene objetos personales. De sus paredes cuelgan varios cuadros de su hija Berta. Hay más objetos que permiten deducir rasgos de su vida personal. Por ejemplo, una figura de un caballo desvela una des sus mayores aficiones. En otra de las paredes hay un reloj al que dice tener mucho aprecio. 'Es el regalo de un amigo, entré una joyería, pregunté el precio del reloj y salí sin él'. Minutos después entró el amigo, al que prefiere no identificar, preguntó por qué artículo se había interesado Español y se lo regaló para Navidad.

En otra de las estanterías hay una máquina de hilar algodón antigua, que comparte espacio con fotos de sus siete hijos, de entre 5 y 34 años de edad, y varias instantáneas: con el presidente de la Generalitat, José Montilla; con Manuel Pizarro en un consejo de Endesa, y con el Rey en una recepción de empresarios en el Palacio de la Zarzuela.

Sobre la mesa, el libro Si Harry Potter dirigiera General Electric, de Tom Morris, que califica de entretenido.

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